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miércoles, 13 de enero de 2016

FAUSTO CANTERO RONCERO



Don Fausto nació el 6 de septiembre de 1894 en  Villasbuenas de Gata, cerca de las ruinas del suntuoso palacio del antiguo señor feudal de esa localidad.
                Sus padres fueron Zenón Cantero Calzada y Doña María del Socorro Roncero Arroyo, ambos maestros nacionales de Villasbuenas de Gata.
                Su padre murió muy joven durante su labor en Casar de Palomero y después de haber sido inspector de educación por la Diputación de Cáceres de las míseras escuelas de las Hurdes. La madre ejerció su profesión hasta jubilarse el 27 de diciembre de 1927; ella sería la que inculcaría a su hijo todo el sentir religioso.
                Su juventud transcurrió en Villasbuenas de Gata junto a otros niños de su edad, jugando, haciendo excursiones al campo, cogiendo nidos, etc. Su madre, cuando fue más mayor, le hizo servir de monago durante varios años en la iglesia parroquial de Villasbuenas de Gata y posteriormente de sacristán honorario. Cuando ésta observó la temprana vocación religiosas de su hijo  le aconsejó que fuese al seminario. Don Fausto Cantero Roncero ingresó en el seminario conciliar de la Inmaculada Concepción y San Pedro Apóstol de Coria en el año académico de 1908 a 1909, estudiando allí hasta 1918.
                Durante sus años en el seminario fue un gran animador de las veladas de otros estudiantes, convirtiéndose en un gran organizador de festejos, en un perfecto rapsoda, un tramoyista, un buen dibujante y hasta un curioso músico. Dirigía, organizaba y creaba obras de teatro que eran el deleite de todos sus compañeros.
                El 27 de diciembre de 1918 cantó por primera vez misa, este hecho transcendental en el mundo del sacerdocio tuvo lugar, como no podía ser de otra manera, en su población natal, Villasbuenas de Gata. Una vez ordenado sacerdote recibió el nombramiento de coadjutor para Cilleros, de ahí sería nombrado coadjutor de la parroquia de Santa María de Brozas.
                El 15 de mayo de 1920 obtuvo licencia especial para predicar pláticas a las religiosas carmelitas de Brozas; tenía por entonces unos 26 años cuando se le otorgó esta licencia, algo excepcional en el mundo del sacerdocio. Posteriormente el  futuro cardenal Segura le ofreció la capellanía del colegio de Santa Cecilia del convento de Cáceres donde se educaba la aristocracia femenina local. Su trabajo al frente de dicho colegio fue tan loable que el 10 de enero de 1921 el Obispo de Coria le nombró su capellán. Entre 1921 y 1922 fue nombrado profesor del segundo y tercer curso de latín y humanidades del Seminario de Coria.
                Don Fausto fue un gran enamorado y defensor de Villasbuenas de Gata y siempre que podía hacía propaganda del baño de la Cochina, recomendándoselo a todos los enfermos que conocía; en Toledo siembre tenía una botella con el líquido elemento de ese lugar. Además se encargó de la remodelación y saneamiento de la parroquia de esa población y la dotó de preciosos bienes ornamentales, como cálices y vestiduras sagradas. La vivienda de su madre se convirtió por mediación suya en la casa rectoral de la localidad, donando el dinero obtenido por la venta de la misma a la parroquia.
                Durante mucho tiempo fue un fiel colaborador del periódico católico Extremadura en el que publicó infinidad de artículos. El 16 de septiembre de 1926 ya fue nombrado prelado del arzobispo de Burgos, el señor Segura. En los años siguientes se convirtió en un fiel colaborador y acompañante del Cardenal Segura.
                El 27 de noviembre de 1930 el Rey firmó el nombramiento de Don Fausto para un beneficio vacante en la iglesia primada de Toledo, recibiendo felicitaciones desde todos los puntos de España; pero la que más ilusión y satisfacción le produjo fue la enhorabuena del Cardenal Segura, su mentor y amigo. Con el tiempo se convertiría en capellán de uno de los conventos más importantes que tuvo Toledo, el Real Monasterio de Santa Clara; trabajando durante años intensamente para recuperar su rico patrimonio y para que fuese declarado monumento nacional.
                A pesar de encontrarse durante muchos años fuera de nuestra tierra fue un firme defensor de Extremadura; en especial, como se ha dicho, de Villasbuenas de Gata; pero además siempre mostró una especial devoción por las Hurdes, comarca a la que viajó habitualmente y por la que trabajó intensamente.
A medida que la República se consolidaba y la sociedad española se polarizaba Don Fausto tomaba también posiciones políticas y se decantó claramente por el movimiento requeté, sintiendo muchísimas simpatías a su vez por  el falangismo.
                Estando destinado en Toledo le sorprendió el inicio de la guerra civil y al poco tiempo fue detenido por los milicianos quienes habían ocupado el palacio episcopal y su casa; instalando en ellos sendos cuarteles de la C.N.T. y de la  F.A.I. Durante días permaneció encerrado hasta que fue fusilado el 23 de agosto de 1936  junto al deán Polo Benito.