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jueves, 18 de enero de 2024

Pueblos en Blanco y Negro de Sierra de Gata, Moraleja

 Algunas veces hasta yo mismo me sorprendo y a base de rebuscar por las librerías de viejo encuentro algunas publicaciones de las que no tenía ni el más mínimo conocimiento. En esta ocasión me he topado con un libro que no sabía ni que existía y que muy probablemente iba a formar parte de una extensa colección sobre los pueblos de Sierra de Gata.

Debo suponer que el ejemplar que he conseguido sobre Los Pueblos en Blanco y Negro de Sierra de Gata de la localidad de Moraleja fue el único que la editorial Publisher Navalmoral editó; ya que he intentado ver si hubo más publicaciones y no he sido capaz de encontrar más ejemplares de esta editorial sobre los pueblos de Sierra de Gata.



Este interesante libro gráfico sobre la localidad de Moraleja recoge en su interior un muy interesante compendio de fotografías de los habitantes y de la localidad de Moraleja de tiempos ya remotos, pero que permanecen en la memoria colectiva de sus vecinos.






domingo, 17 de mayo de 2020

VILLA DE MORALEJA, la entrada natural a Sierra de Gata


En mi larga búsqueda de libros y publicaciones sobre Sierra de Gata me he encontrado con una edición facsímil de la Carta de Privilegios y Confirmación a la Villa de Moraleja. Sin duda es un documento histórico muy interesante que enriquece una vez más a nuestra Comarca.
La poblacón de Moraleja se integró no hace mucho tiempo en el seno de Sierra de Gata y casi podríamos llegar a decir de esta localidad que se ha ido convirtiendo poco a poco en la capital de nuestra Comarca. Son numeros los vecinos de la Sierra que realizan allí sus compras, sus trámites bancarios, e incluso se han trasladado a ella a vivir por ofrecer más servicios que otras localidades de la Sierra; por ser la vivienda más asequible y por lograr un puesto de trabajo más fácilmente.
En el prólogo del libro se hace mención al tópico de que Moraleja es una población sin pasado histórico y que la publicación de este libro viene a demostrar un poco lo contrario.





Cierto es que Moraleja, o al menos el embrión de lo que fue esta población en sus orígenes, cuenta con un pasado que se hunde en los albores de los tiempos. Exiten restos de la Edad del Bronce y del Hierro en algunos de los cauces de los ríos que la atraviesan. También existen testimonios de ciertos hallazgos numismáticos de época romana y árabe. Es más dentro de su territorio se encontró la imponente fortaleza de Milana que Publio Hurtado ubicó en la villa de Milana, a una legua de Moraleja, entre las confluencias de los ríos Árrago y Gata. Nos dice Don Publio Hurtado que el castillo fue contruido por el Prior Caballero de La Orden de Alcántara, Don Fray Domingo, el de la mano manca, en el año de 1200. Con el tiempo fue derruida hasta sus cimientos por el Emperador Carlos V cuando éste combatió a los Comuneros.
Gervasio Velo Nieto también la recoge entre sus trabajos y nos cuenta que fue arrebatada a los moros en el año de 1167 por Fernando II de León, quien se la donó a la Orden del  Temple. Más tarde sería Alfonso IX quien se la donaría a la Orden de Álcántara.


Siempre que he cruzado Moraleja por la carretera que la atraviesa he tenido la sensación de encontrarme en un pueblo del medio oeste norteamericano. Una población de nueva creación sin pasado histórico y despersonalizada, que había sido construída por el aluvión de personas llegadas de otras localidades de Sierra de Gara. Pero nada más lejos de la realidad; una vez nos hemos adentrado en el interior de la Villa descubrimos la que fue casa del Comendador, una casa solariega que en sus tiempos debió gaurdar infinidad de secretos durante las guerras que sostuvo Don  Alonso de Monroy, clavero de la Orden de Alcántara. 



Pero más imponente es sin lugar a dudas uno de los pocos rollos jurisdiccionales que se conervan en Sierra de Gata y que le permitía a esta villa ejecutar leyes que para otras muchas poblaciones estaban prohibidas.







Si continuamos con la visita por el centro de la villa nos encontramos con una modesta parroquia construida con imponentes sillares de granito que podría pasar desapercibida e incluso ninguneada por otras iglesias serragatinas o  por la poderosa Catedral de Coria. Pero este pequeño edificio conserva uno de los más bellos ejemplos de gárgolas de toda la zona noroccidental de Extremadura.










Empero quien mejor me ha enseñado la Villa de Moraleja ha sido el libro en el que las bellas fotografías de esta población se ven adornadas por los embelesadores versos de la poetisa local Pureza Canelo.







lunes, 2 de mayo de 2016

GÁRGOLAS SERRAGATINAS, el medievo en Sierra de Gata

Existe un mundo mitológico, petrificado, que nos observa desde las alturas de los centros de culto que se levantan en cada uno de nuestros pueblos. Las gárgolas, como se denominan según la ortodoxia arquitectónica, pasan desapercibidas para la mayor parte de los habitantes de las poblaciones en las que se encuentran.
El ideal quimérico que las ideó se nutre de un bestiario medieval que ha metamorfoseado a unos seres mitad humanos y mitad animales o simplemente animales que en el imaginario de sus creadores pretendían recrear en el mundo de los vivos un inframundo, que les recordase a los pobres mortales lo que les podía esperar si no cumplían con los correspondientes preceptos religiosos de cada una de las épocas en las que fueron creadas.

Destacan por su perfección las que decoran la Ermita del Cristo de Torre de Don Miguel. En este pequeño eremitorio el artista combinó desde seres diabólicos a otros cuyo miembro fálico sorprende a los transeúntes. 





         

  



  

  



La parroquia de Villasbuenas de  Gata no es que sea la que mejor sirva de ejemplo por el número de gárgolas; pero en cambio nos llama la atención la única de ellas que conserva y que representa la cabeza de un carnero:




  


Las gárgolas de Torre de Don Miguel están ambientadas en un mundo animalista; sin embargo parecen proceder de una época anterior a la medieval. Quizás se encuentren vinculadas al mundo romano como parecen indicar algunos de los sillares con los que se construyó la singular parroquia de esta villa. 


  






   





La villa de Gata es la que conserva mayor número de estas esculturas pétreas y sin duda donde el artista-escultor mayor esmero y empeño mostró. Los seres del inframundo, que desde las cornisas de esta iglesia observan impávidos a los tristes mortales, son testigos mudos del paso de la historia; esa historia que trajo a los ejércitos napoleónicos que en una noche de odio incendiaron la villa y violaron la morada de estos diablillos burlescos. 


  


 



  

  


La Leal y Noble Villa de Moraleja guarda en su humilde parroquia los mejores ejemplos serragatinos de unas gárgolas alegóricas al mundo del agro. Es sin lugar a dudas el mejor exponente de la visión terrenal de unos creadores que quisieron dejar plasmado su visión limitada al mundo agropecuario ibérico.